sábado, 2 de marzo de 2013

Capítulo 7.

No sé cuánto tiempo pasó, lo que sí sabía era que él no se movió de mi lado desde la última vez que habló. Hacía frío, pero yo apenas lo notaba ya que él me abrazaba por detrás.
Si no hubiese sido por cómo me encontraba en estos momentos, hubiese pensado que era una escena tonta, típica de cualquier tontería.
Una chica tirada en el suelo llorando desconsolada en un garaje en frente de una comisaría, y un chico por detrás abrazándola para que se tranquilizara, o para consolarla.
Pero no era como cuando lo ves en una película, es de verdad.
Y si duele viéndolo en una película, en la realidad no puedes imaginarte lo que duele.
Yo seguía llorando, tal vez llorando lo que llevo aguantando todo este tiempo, el tiempo que llevo aguantándome las ganas para que nadie me vea llorar.
Porque todo lo que no quería que ocurriese, finalmente ha ocurrido.
Aunque en el fondo lo sabía, pero no quería darme cuenta de la realidad.
Pero, como dicen, cuando llevas tanto tiempo intentando evitar la realidad, al final te acaba aplastando. Sollozo más fuerte aún.
- Eh... Relájate, por favor... Venga, vayámonos por favor, aquí no vamos a solucionar nada...
- No, no quiero irme... Vete tú.
- No pienso dejarte sola, voy a irme a casa y tú vas a venir conmigo.
- No, quiero quedarme aquí.
- No me obligues a llevarte en brazos. - dijo en tono serio.
- No voy a moverme de aquí.
Y entonces noté como alguien me cogía en volandas. Yo intenté zafarme, pero al final me rendí y me agarré a su cuello, llorando en su pecho, llenándole la camiseta de lágrimas, lágrimas que no iban a arreglar nada...
Volvimos andando, no sé que hizo con la moto, pero supongo que la recogerá mañana. Aunque agradezco que volvamos andando. Agradezco su calidez, sus brazos sosteniéndome.
Cuando quise darme cuenta, estaba abriendo la puerta con la llave. Me subió escaleras arriba y me dejó en la cama, yo había parado de llorar pero aún respiraba de forma irregular.
- Miranda, por favor, relájate y descansa, mañana será otro día. Duérmete.
Y dicho eso salió del dormitorio y cerró la puerta.
Yo continué tal como me dejó, inmóvil, silenciosa, solo oyendo mi respiración.
Cuando pasó un rato, me levanté y abrí la maleta, sacando un pequeño álbum de fotos que llevo siempre conmigo, y de nuevo empecé a llorar, intentando controlar los sollozos porque no quería despertar a Clara.
Alguien llama a la puerta, espera unos segundos, y la abre despacio. Entonces se asoma Ben, con la ropa de antes aún puesta y un poco despeinado.
- Probablemente quieras estar sola... Pero si necesitas o quieres compañía, si quieres hablar o simplemente que alguien esté contigo a tu lado, estoy aquí.
- Gracias. - digo como puedo, ya que me quedo sin respiración.
- ¿Quieres venir abajo? Te hago un cola cao si quieres o lo que quieras, o una infusión...
- Una tila me vendría bien... Gracias.
Me tiende la mano para que vaya con él, se la cojo y bajamos.
- Siéntate en el sofá, que ahora vengo yo.
Y al poco rato, vuelve de la cocina con una tila para mí. Se sienta a mi lado, me la escurre y me la da. Le sonrío en forma de agradecimiento, y le abrazo fuerte. Apenas conozco a Ben, pero me ha ayudado y me siento con él como no me había sentido con alguien en mucho tiempo. Me ha dejado estar en su casa, me ha buscado cuando he necesitado su ayuda, ha estado conmigo cuando nadie lo ha estado. Él me devuelve el abrazo, y cuando pasa un rato ya me siento más relajada.
- Venga va, tómate la tila que te va a sentar bien.
Y me la tomo, pero sigo recostada en él. Me acaricia el pelo, y eso me relaja bastante.
- Yo tenía un hermano mayor. - comienza a decir Ben. - Se llamaba Lucas. - eso lo dijo con cierta nostalgia.
- Apenas tenía dos años más que yo, pero Clara no se acuerda de él... Él era el que estaba siempre conmigo, al que le contaba todas mis tonterías y el primero que iba cuando alguien me insultaba o yo me peleaba con alguien. Muchos días, cuando él estaba en el instituto y salía antes y yo estaba aún en el colegio, iba a recogerme. Me encantaba que hiciese eso. Cuando lo veía en la puerta, miraba a todos mis amigos como diciendo "eh, ahí esta mi hermano, es el mejor". Lo tenía idolatrado, era lo mejor para mí. Era perfecto, mi hermano. Uno de esos días, íbamos cruzando por un paso de peatones, pero un coche se lo saltó... Todo pasó demasiado rápido. Me quedé inconsciente. Lo primero que oí después de eso fue una sirena de ambulancia cerca. Luego notaban como me subían a algo, ruido, y mucha, mucha gente hablando fuerte. Después de eso, me desperté en el hospital. Mis padres estaban en mi habitación, con los ojos de haber estado llorando, pero cuando me vieron despertarme se les formó una pequeña sonrisa. Clara estaba con mi abuela creo, ella entonces era bastante pequeña. Nada más despertarme, pregunté por mi hermano. Lo último que recordaba en ese momento era que volvía del colegio con él, y ahora yo estaba ahí. Mis padres se miraron, y me cambiaban de tema. Pero a todo lo que me decían yo preguntaba que dónde estaba mi hermano. No contestaban. Hasta que en un momento empezaron a llorar, sin decirme nada. Yo estaba muy cansado aunque no recordaba por qué, y tenía puesto un gotero, pero no sé de dónde saqué las fuerzas que me quité el gotero de mala manera, me hice daño, pero aún así me levanté rápido de la cama y salí corriendo de la habitación. Yo escuchaba a mis padres llamándome "¡Ben!" "¡Ben, espera!, ¿dónde vas?, ¡Ben!". En realidad no sabía a dónde iba. Iba buscando algo, a alguien que me dijera dónde estaba mi hermano, porque ellos no me lo contaban. Entonces me paré delante de una sala. Y él estaba allí acostado en una camilla. Cuando iba a entrar, uno de los médicos me lo intentó impedir, pero como yo era pequeño, pasé por debajo de su brazo y entré corriendo, cerrando la puerta con pestillo después de entrar. Me acerqué despacio, y lo vi ahí acostado, "durmiendo", pensaba yo, pero estaba muy mal de aspecto, lleno de moretones y un poco ensangrentado. Fue cuando me fijé en que debajo de su camiseta rajada, había unas marcas de quemaduras en su pecho. Empecé a relacionar y fue cuando empecé a darme cuenta de todo. Entonces fui consciente de las voces de detrás de la puerta gritando mi nombre y otros nombres para que abriesen la puerta, fui consciente del por qué de mis padres llorando y con esas malas caras, y fui consciente de el continuo "piiiiiiii" que se escuchaba de la máquina que estaba conectada a Lucas. Fue en un instante, pero que se hizo interminable. Y entonces me abracé a él y lloré, lloré muy fuerte, como nunca había llorado. Consiguieron entrar y mis padres tiraban de mí e intentaban separarme de mi hermano, pero no lo conseguían. Yo solo lloraba, pataleaba, y gritaba "¡no, no! ¡dejadme, dejadme con Lucas! ¡no!", y no le soltaba. Hasta que, al final, consiguieron soltarme de él y me llevaron a mi habitación, aunque yo seguía pataleando, llorando y gritando. Finalmente, después de estar mucho rato en la cama de la habitación llorando y llorando, fui capaz de preguntar a mis padres lo que pasó. Y me contaron que cuando íbamos cruzando, un coche nos atropelló, pero Lucas me empujó para que el coche no me diese a mí, y el golpe de la caída fue lo que me dejó inconsciente, pero no me pasó nada grave. Sin embargo, a él le dio de pleno el coche, intentaron reanimarlo, pero... - paró para coger aire, estaba a punto de llorar, aunque yo ya había soltado alguna que otra lágrima. Respiró hondo y sacó una foto de su bolsillo. - ¿Sabes? En parte, envidio a Clara, porque ella no recuerda nada de él, y evitamos que vea fotos ni nada sobre él para que no pregunte. Pero en el fondo yo no me arrepiento de acordarme. Porque, aunque recuerde el sufrimiento que pasé ese día y el año siguiente, también recuerdo los buenos momentos y tengo las fotografías, lo que me hace saber que fue real, que él existió, y que esté donde esté sigue conmigo. - Me acerca la fotografía. Puedo ver un mini Ben a los hombros de alguien muy parecido a él, los dos sonriendo, muy felices. Le miro y le veo un par de tímidas lágrimas cayendo por su mejilla, y se las seco con el puño de mi camiseta. - ¿Sabes? A pesar del tiempo que ha pasado, aún le echo de menos... Porque de los momentos de mi infancia, los único que recuerdo son los que pasé con él. Era lo más importante para mí. Y por eso soy tan "protector" con Clara. Perdí a mi hermano, no quiero perder a mi hermana pequeña. Ella lo es todo para mí, gracias a ella no estoy solo porque mis padres casi nunca están.
Después de esto, se hizo un enorme silencio. Suspiró, como si se hubiese quitado un peso de encima.
- Nunca le había contado esto a nadie, no tan detallado. - confesó. - Tal vez alguna vez he tenido que decir que mi hermano murió en un accidente, pero nunca lo había contado así... Me das confianza, Miranda. Y entiendo por lo que estás pasando, por eso mismo te lo estoy contando. Pero aunque tu hermana ya no esté aquí, en tu corazón sí que va a estarlo siempre contigo.
- Gracias por confiar en mí. - le dije al cabo de un rato con una pequeña sonrisa, y le aprieto la mano en señal de aprecio y ánimo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario